Claves para diferenciar el “miedo evolutivo” del “miedo patológico” o fobia.
Las fobias constituyen los trastornos de ansiedad más prevalentes. Desde el punto de vista tanto filogenético como ontogenético, el miedo posee una naturaleza evolutiva y un carácter adaptativo. No obstante, no todos los estímulos tienen el mismo potencial para convertirse en evocadores de miedo. Es decir, los miedos son selectivos. Esto quiere decir que va a ser más fácil que un niño tenga miedo a la oscuridad que las golosinas.
Tanto a nivel general de miedos como su contenido parece modificarse desde la edad infantil hasta la adolescencia. A continuación, se indican qué tipo de miedos son típicos que aparezcan y se desarrollen en cada etapa evolutiva (Valiente, R. M., Sandín, B & Chorot, P., 2010):
- En el primer año de vida (0 – 12 meses): miedo a los sonidos fuertes, pérdida de apoyo, alturas, personas u objetos extraños, separación y objetos amenazadores.
- Al inicio de la niñez (1-2a – 2,6a): miedo a la separación de los padres, extraños, pequeños animales, fenómenos naturales (como tormentas) e insectos.
- Etapa preescolar (2,6a – 6a): miedo a la oscuridad, animales en general, a quedarse solo (característico de esta etapa) y a fantasmas y monstruos.
- Etapa de la niñez media (6a – 11a): miedo al daño físico, salud, muerte (propia o de un familiar), miedos médicos, sucesos sobrenaturales y miedo a eventos relacionados con la escolaridad (compañeros, su propio rendimiento, crítica y fracaso). También temor al divorcio de los padres, que sucede tanto en estas edades como en preadolescencia y adolescencia.
- Etapa preadolescente (11a – 13a): miedos escolares, sociales, económicos, políticos y autoimagen. En esta etapa se mantienen e incrementan los miedos sociales y escolares. Precisamente hacia los 12-13 años es cuando empieza la etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y es una transición importante.
- Etapa de la adolescencia (13a – 18a): miedos sexuales, referentes a la autoidentidad, rendimiento personal, miedos sociales, académicos, políticos y económicos. Continúan miedos de la preadolescencia y adquieren preponderancia los relacionados con el rendimiento personal, la autoidentidad y las relaciones interpersonales (como amigos y/o personas del sexo opuesto).
Esta serie de miedos que están vinculados a cada fase del desarrollo se consideran “miedos evolutivos”, que pueden resultar normales y específicos de cada etapa y, por tanto, transitorios.
No obstante, ¿Cuándo es adecuado consultar a un profesional si detectamos que nuestro/a hijo/a tiene miedos?
Debemos acudir a un/a psicólogo/a cuando los miedos son tan intensos o tan frecuentes que interfieren en la vida diaria del niño.
Cuando el miedo se vuelve patológico, se llama fobia y se define así: “Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica”. Además, en los niños, el miedo o la ansiedad se puede expresar con llanto, rabietas, quedarse paralizados o aferrarse.
Así que si creéis que está sucediendo una situación de miedo patológico en vuestro caso, no os preocupéis, el equipo Actitude Psicología está a vuestra disposición.
Referencias:
American Psychiatric Association., Kupfer, D. J., Regier, D. A., Arango López, C., Ayuso-Mateos, J. L., Vieta Pascual, E., & Bagney Lifante, A. (2014). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5a ed.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Valiente, R. M, Sandín, B. & Chorot, P. (2010). Miedos en la infancia y la adolescencia. UNED.